Lo que hay y lo que no

Antes de comenzar a leer las siguientes páginas es mi deber advertirte sobre aquello que no encontrarás aquí:

1. Información clínica sobre el SDU.
2. Críticas sobre la serie homónima de televisión.
3. Grupos de ayuda, terapia o soporte.


Dicho lo anterior, te doy la más cordial bienvenida a mi espacio.

domingo, 9 de noviembre de 2008

La Historia y La Sospecha

+ «Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas».

Jorge Luis Borges, "La Cábala".

Hace varios años leí un artículo de nuestro entrañable José Pérez Chowell acerca de las "versiones oficiales" que comúnmente hacen levantar la ceja a la sociedad - inmersa cada vez más en la "Era del Sospechosismo". En él, Pérez Chowell refirió una cierta necesidad de agradecer esas verdades a medida, pues dosis superiores pueden resultar tóxicas. No lo entendí entonces, pero después de los hechos de esta semana no sé todavía si prefiero creerle aún con el conflicto que ello me ocasiona.

A pesar de la suspicacia generalizada en torno al incidente en el que perdió la vida el Secretario Mouriño, las autoridades y los medios se refieren a ello como un "accidente", prácticamente como algo fortuito y fuera del control humano y casi dando por sentado que de ningún modo fue el resultado de algo fríamente planeado. ¿Por qué no admitir que pudo tratarse de algo orquestado?. Porque el efecto de semejante suposición (sin ser una verdad comprobada) puede ser devastador en términos económicos y sociales.

Sin embargo todos los sucesos acaecidos en el transcurso de la semana y de los pasados días remontan mi terca memoria irremediablemente hasta los comienzos del siglo pasado. Una frase, convertida en proverbio, atribuída lo mismo a Churchill que a Santayana sentencia severa: "Quien no conoce la historia está condenado a repetirla". El panorama es igualmente desolador si la historia se olvida o se omite por desconocimiento o negligencia. Un ejemplo muy efectivo (salve la ironía) es la crisis económica a la que se enfrenta Estados Unidos, cuyas autoridades se empecinan en negar y llamar "desaceleración" en sus comunicados oficiales - exactamente igual que en 1929- tratando de minimizar o disimular al menos la evidente catástrofe. La Gran Depresión de 1929 fue producto de la intervención bélica gringa en la I Guerra Mundial y no tuvo otra manera de solucionarse sino maquinando el segundo conflicto armado mundial.

Conviene tenerlo en cuenta en una nación históricamente suspicaz y sospechosamente desmemoriada.

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