Lo que hay y lo que no

Antes de comenzar a leer las siguientes páginas es mi deber advertirte sobre aquello que no encontrarás aquí:

1. Información clínica sobre el SDU.
2. Críticas sobre la serie homónima de televisión.
3. Grupos de ayuda, terapia o soporte.


Dicho lo anterior, te doy la más cordial bienvenida a mi espacio.

domingo, 27 de diciembre de 2009

La Guerra de las Rosas / The Roses War

TWO BRITISH LADIES IN WAR AGAINST GIRLS “PINKIFICATION”. Tuesday, December 22nd, 10:04 AM

LONDON (AFP) -  Dos british moms have declared war against “pinkification”, omnipresence of pink in the girls universe, a relatively new phenomenon which goes beyond colour and which according them limits the little girls ambitions.

Emma and Abby Moore, 38 y/o twin sisters, launched “PinkStinks” in 2008 to “defy the pink culture based upon beauty over inteligence”, which for some 15 years is been invading every ambit in girls life right from the cradle.

“We want to open people’s eyes to what’s happening in children targeted marketing”, explains Emma Moore, for who pinkification goes from fashion up to tv or internet, passing by toys, against which their Christmas campaing is especifically oriented.

“This Cristmas" –says their blog- we want girls to know they can be all what they want to be, apart from what vendors want to sell them”. Enterprises invest U$160k millions yearly in advertising only in UK to conquer the lucrative kid-market, present and future customer, as stated by a government research published last week.

It only takes entering any toy store to realize about reignant monochromy in the girls section. Pink is not only the colour of dolls and princesses gowns, but of bikes, phones, guitars and some until recent unisex games as well.

“This has not been like this always. In the 70s, when we grown up, Lego was Lego and it was red and yellow” points out Emma. “Today Lego for girls is pink and turns around horses and fairies. It’s unnatural”.

There is also pink versiones for Scrabble, with the word “FASHION” on box top, and for Monopoly, where houses and hotels have been substituted by boutiques and malls.

“There’s like a cultural sign telling: this is for girls, this is what being a girl is, and that’s the message we consider really harmful”, says Emma Moore, mom of two daughters of 3 and 7 years.

Besides being unnatural, as at least until First World War pink was a hue for boys, while light blue was taken more appropriate for girls, pinkification goes beyong colour.

Girls toys reproduce mainly activities considered feminine, such as baby care, cleaning and beauty, instiling every time sooner the “obsession for image”. “Many of these products look totally harmless but if it’s effects are summed with what’s going on with the culture of celebrities, fame, richness and money (…) it is damaging the girls ambitions on what they can achieve”, points out the cofounder.

The campaign, with thousands followers in Facebook, has become polemic in UK, where a newspaper called the Moore sisters “severe and humourless feminists”.

But tougher messages have come in internet. “Colour fascism is not the path to follow”, writes the author of it’s counterpart “PinkStinks Stinks”. “I support the inalienable right to every kid for liking, bearing and choosing pink in their clothes or any object. Don’t you realize how retarded and oppresive you are?”, writes somebody else in the campaign blog.

“I just want my daughters to grow happy with themselves, but also ambitious to their selves -refutes Emma- not obsessed about how it fits what they are wearing and with the idea that the only way to be happy is being rich and married to a soccer player”.

DOS BRITÁNICAS, EN GUERRA CONTRA LA “ROSIFICACIÓN” DE LAS NIÑAS. Martes 22 de diciembre, 10:04 AM

LONDRES (AFP) - Dos madres británicas han declarado la guerra a la "rosificación", la omnipresencia del rosa en el universo de las niñas, un fenómeno relativamente reciente que va más allá del color y que según ellas limita las aspiraciones de las pequeñas.

Emma y Abi Moore, dos hermanas gemelas de 38 años, lanzaron 'PinkStinks' ('El rosa apesta') en 2008 para "desafiar la cultura del rosa basada en la belleza por encima de la inteligencia" que desde hace unos 15 años invade todos los ámbitos de la vida de las niñas prácticamente desde la cuna.

"Queremos abrir los ojos de la gente sobre lo que está pasando en el márketing dirigido a los niños", explica Emma Moore, para quien la rosificación abarca desde la moda hasta la televisión o internet, pasando por los juguetes, contra los que dirigen específicamente su campaña navideña.

"Estas Navidades", reza su blog, "queremos que las niñas sepan que pueden ser todo lo que quieren ser, independientemente de lo que lo que los fabricantes quieran venderles". Y es que las empresas invierten 100.000 millones de libras (160.000 millones de dólares) anuales sólo en el Reino Unido en publicidad para conquistar el lucrativo mercado de los niños, consumidores presentes y futuros, según un estudio gubernamental publicado la semana pasada.

Basta con entrar en cualquier juguetería para darse cuenta de la monocromía que reina en las secciones para niñas. El rosa no es sólo el color de las muñecas y los disfraces de princesa, sino también de bicicletas, teléfonos, guitarras e incluso juegos hasta hace poco unisex.

"Esto no siempre ha sido así. En los años 70, cuando nosotras crecimos, el Lego era sólo Lego, y era rojo y amarillo", señala Emma. "Ahora el Lego para niñas es rosa y gira todo en torno a caballos y hadas. No es natural".

También existen versiones rosas del juego cruzaletras Scrabble, con la palabra 'FASHION' ('MODA') formada en la tapa, y del Monopoly, donde las casas y hoteles han sido sustituidos por 'boutiques' y centros comerciales.

"Hay como una señal cultural que dice: esto es para niñas, esto es lo que es ser una niña, y éste es el mensaje que consideramos realmente perjudicial", dice Emma Moore, que tiene dos hijas de tres y siete años.

Además de no ser natural, pues hasta por lo menos la Primera Guerra Mundial el rosa era el tono de los niños, mientras que el azul claro se consideraba más apropiado para las niñas, la 'rosificación' va más allá del color.

Los juguetes para niñas reproducen mayoritariamente las actividades consideradas femeninas, como el cuidado de bebés, la limpieza y la belleza, inculcándoles cada vez más pronto la "obsesión por la imagen". "Muchos de estos productos parecen bastante inofensivos pero si se suman los efectos de todo esto con lo que está pasando actualmente con la cultura de las celebridades, la fama, la riqueza y el dinero (...) está dañando las aspiraciones de las niñas sobre lo que pueden ser", señala la cofundadora.

La campaña, que cuenta con miles de seguidores en la red social Facebook, ha generado polémica en el Reino Unido, donde un diario calificó a las hermanas Moore de "feministas severas y sin sentido del humor".

Pero los mensajes más duros los han recibido en internet. "El fascismo del color no es el camino a seguir", escribe el autor de la contrapágina 'El rosa apesta apesta'. "Apoyo el derecho inalienable de que a cada niña (o niño) le guste, lleve y elija el rosa en ropa u otros objetos. ¿No os dáis cuenta de cuán retrasados y opresores sois", escribe otro en el blog de la campaña.

"Lo único que quiero es que mis hijas crezcan contentas con ellas mismas, pero también ambiciosas para ellas mismas", se defiende Emma, "no obsesionadas sobre cómo les queda lo que llevan puesto y con la idea de que la única manera de ser feliz es ser rica y estar casada con un futbolista".

[Source/Fuente]

Lateral Thinking / Pensamientos Laterales:

“Margaret Thatcher wore pink when she was Prime Minister. And what was it they called her back then? Oh yes. The Iron Lady”.

“Margaret Thatcher vestía de rosa cuando fue Primer Ministro. ¿Y cómo le llamaban entonces?. Oh sí. La Dama de Hierro”.

Richard & Judy

martes, 22 de diciembre de 2009

El Síndrome de Ulisses

El Síndrome de Ulisses sigue en línea.

Próximas actualizaciones...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El Efecto Amélie

Powerpuff Amélie 

Sucedió en el supermercado.

Delante de mí hay dos señoras en la caja. La primera lleva una reja de huevo, dos cartones de leche, y unos paquetes de pasta. Intenta pagar la cuenta con dos tarjetas de vales de despensa, los puntos del súper y un monedero electrónico.

El cajero hace todas las operaciones necesarias para agotar el saldo de las tarjetas – según lo que le instruyó la señora. Por fin, luego de tres intentos, lo consigue y exclama: “Son sólo trece pesos”. Un gesto incrédulo se asoma al rostro de la mujer. “Pero no tengo dinero” dice. Automáticamente la otra señora en la fila saca trece monedas y le paga al cajero, mientras a aquella se le humedecen los ojos.

Me recuerda lo que me dijo hace mucho tiempo un sacerdote sobre la caridad, la fábula de Krsna y los monos, lo que leí la semana pasada acerca de los “bancos de tiempo”. E inevitablemente me remite a Amélie, quien con un poco de buena voluntad se decide a cambiar la vida de otros, sin darse cuenta de que en realidad está cambiando su propia vida.

En nuestra sociedad actual tan llena de quejas, de desánimo, ¿qué está haciendo cada uno para cambiar las cosas?. Quizá cabe recordar la clásica sentencia de arresto gringa, con alguna modificación: “Todo lo que haces será utilizado en tu contra”.

domingo, 16 de noviembre de 2008

La Flecha de Zenón

Zenón de Elea, filósofo griego del S. V a.C., postuló el problema de una flecha disparada: si en cada momento de su trayectoria la flecha está en una ubicación exacta y ese momento es lo suficientemente pequeño, la flecha no tiene tiempo para moverse, es decir que está en reposo. En los siguientes intervalos ocurre exactamente lo mismo, por lo tanto la flecha nunca se mueve. Este pensamiento evidentemente va en dirección opuesta a lo que se tiene por certeza y eso es lo que constituye la esencia de una paradoja: es contraria al sentido común.

Del mismo modo la información presentada en torno al caso Mouriño va en contra de todo sentido común, y lo que es peor, a pesar del esfuerzo de las autoridades por demostrar un accidente, la SCT parece absorber todo el peso de la culpa: si hoy día para ser taxista se necesita pasar por una batería de pruebas, ¿cómo es que los responsables de transportar a los encargados de la seguridad nacional no cuentan con la capacitación suficiente para pilotar un jet?. ¿Dónde se quedaron las escoltas de los secretarios Mouriño y Vasconcelos?. ¿Acaso los responsables de la seguridad nacional viajan sin seguridad personal?.

Como dijo Benjamín Fernández Bogado: “La historia parecería un buen chiste si no fuera verdad”.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La destrucción del Lenguaje

+ «Hay una sola manera de degradar permanentemente a la humanidad, y ésta es destruir el lenguaje».      
                                                                                Northrop Frye

Aunque muchas veces se dijo que el lenguaje es una de las cosas (o la única) que nos diferencia de los animales, la realidad es otra muy distinta: todas las especies animales superiores y un número indeterminado de inferiores tienen lenguajes propios debidamente desarrollados. Lo mismo puede decirse de insectos, especies vegetales y unicelulares; en suma todos los seres vivos comparten la necesidad de comunicarse y por tanto de un lenguaje, con un mayor o menor grado de desarrollo. No obstante podemos observar que en todos ellos existe -sin importar qué tan elaborada- una serie de elementos comunes como son gramática, sintaxis y vocabulario, aún y cuando sus mensajes no se transmiten en forma oral sino hasta química.

Todos esos lenguajes evolucionan según las necesidades de la especie en cuestión. En esto es en lo que realmente el Ser Humano se distingue del resto. Según Swansfeld, son muy pocas las características que diferencian al Ser Humano de los demás animales. Unas evolucionan en forma necesaria, otras están obligadas a hacerlo, pero un tercer grupo no está obligado a evolucionar ni necesita hacerlo; evolucionan sólo como y cuando queremos. En este tercer grupo de características se encuentra el lenguaje humano (en cualquiera de los idiomas que lo conforman): a diferencia de todos los demás, sólo evoluciona como queremos, cuando queremos.

Prueba de lo anterior es la Poesía. No estamos obligados a ella, ni la necesitamos vitalmente. Sin embargo existe. La Poesía es a la vez base y cumbre más elevada de la creación del lenguaje; de ahí su nombre "poiesys" = creación. Por la Poesía dejamos de gruñir y de gritar sinsentidos para crear sonidos y articular palabras. Por la Poesía elegimos las palabras y creamos poemas. Por la Poesía el lenguaje se reinventa cuando las palabras que tenemos nos resultan insuficientes.

Este proceso existe desde la misma aparición de la especie humana sobre la Tierra. Es lo que le da identidad, la hace única frente al resto, y la coloca como especie dominante del planeta.

Nuestros idiomas evolucionaron según la Poesía inherente a las sociedades que conformaron todas las naciones de la Tierra. Conocer el idioma propio y dominarlo es hacer honor a la creación poética de todos nuestros antepasados. Ello nos es fundamental para ayudar a su conservación correcta y su consecuente evolución.

En cambio la ignorancia -circunstancial o deliberada- respecto a nuestra lengua conlleva no a su evolución y sí a su torcimiento, deformación y ulterior destrucción, tal cual ocurre hoy en día. Por pereza -intelectual y espiritual- son muchos los que tuercen, deforman y ultiman no sólo nuestra lengua castellana sino muchas otras en el planeta. Las excusas no faltan y van desde la necesidad de escribir a prisa, pasando por la economía de los sistemas educativos, hasta una pésimamente entendida correspondencia fono-grafémica, la necedad anti-ortográfica y una mal pretendida "nueva estética" del lenguaje.

Todo ello da origen a revoltijos lingüísticos ininteligibles con pretensiones idiomáticas. Se les dan nombres cómicos como intentando ocultar su verdadera condición de lengua de los ignorantes: Espanglish, Portonhol, Doodz, etc. Reflejos de la pobre condición lingüística de sus hablantes: lo poco que (mal)conocen de su lengua madre se les olvida, pero la lengua ajena se les dificulta y así lo más sencillo es deformar ambas a capricho, sin el menor respeto.

Tolkien lo previó y lo materializó en la figura de Sauron, el Señor Oscuro. Su absoluto desamor por todas las cosas lo llevó inclusive a no sentir el mínimo amor por las palabras, lo que dio por resultado la Lengua Negra de Mordor: sin gramática, sin más vocabulario que el indispensable para externar el odio configurado en maldiciones, y constituído por nada más que gruñidos, gimoteos y arbitrariedades sin sentido.

Ese mismo desamor y desprecio por las palabras y el lenguaje que impera hoy en nuestras sociedades y el desconocimiento que de ahí deriva es penoso y humillante para nuestra especie humana en su proceso de creación y evolución lingüística, intelectual y poética. Es un retroceso de millones de años en nuestra historia.

“Preludio”

(extracto)

Amaneceres

Esa palabra que jamás asoma
a tu idioma cantando de preguntas,
como una respiración de flautas
contra un aire de vidrio evaporada,
¡mírala, ay tócala!,
      ¡mírala ahora!.
¡Qué muros de cristal, amor, qué muros!
Ay ¿para qué silencios de agua?.
Esa palabra, sí, esa palabra
que se coagula en la garganta
como un grito de ámbar
esa en que el aura de la voz se astilla,
desalentada,
como si rebotara
en una bella úlcera de plata,
¡mírala, ay, tócala!,
¡mírala ahora!,
¡mírala, ausente toda de palabra,
sin voz, sin eco, sin idioma, exacta!.
¡Mírala cómo traza
en muros de cristal amores de agua!.

José  Gorostiza (1901 - 1973)

[Foto: UPB, “Amaneceres” MMVII]

martes, 11 de noviembre de 2008

El valor de La Participación

+ Motor de cambios.

José Luis López Aranguren -filósofo español- dijo que lo contrario a la moral no es lo inmoral, sino la desmoralización.

En nuestra sociedad mexicana vienen ocurriendo desde hace mucho tiempo y cada vez más sucesos claramente inmorales, pero eso no es lo más preocupante sino la desmoralización a la que nos enfrentamos. Lo que antes fue inmoral, hoy nos parece hasta familiar, y sin embargo la mayoría prefiere entretener el pensamiento y la mirada en el "ya qué se puede hacer". Situación que va de la desensibilización sistémica hasta el último reducto de la desmoralización: la indolencia.

Estar desmoralizado es perder firmeza en las propias convicciones y dejar de creer en aquello que nos motivó a obrar enérgicamente. Es perder la fe y el sentido, con los resultados que narra el Dr. Viktor Frankl.

En el ambiente de la desmoralización es cuando más necesitamos de la participación. Ésta levanta la moral y genera una espiral en la que los más animosos emprenden acciones en donde otros redescubrirán sus propias posibilidades de realización. El que participa adquiere destrezas y desarrolla soluciones al conocer su problemática social y la gestión de objetivos generales. Establece relaciones de cooperación y experimenta la satisfacción de contribuir al bien de todos.

Los individuos activos y participativos lo son en cualquier aspecto de su vida social conforme a sus condiciones particulares. Pero participar significa mucho más que tener el derecho a opinar. La participación es un valor moral porque exige compromiso, ocuparse de lo común como propio y la cooperación con otros para obtener bienes para todos.