Lo que hay y lo que no

Antes de comenzar a leer las siguientes páginas es mi deber advertirte sobre aquello que no encontrarás aquí:

1. Información clínica sobre el SDU.
2. Críticas sobre la serie homónima de televisión.
3. Grupos de ayuda, terapia o soporte.


Dicho lo anterior, te doy la más cordial bienvenida a mi espacio.

domingo, 16 de noviembre de 2008

La Flecha de Zenón

Zenón de Elea, filósofo griego del S. V a.C., postuló el problema de una flecha disparada: si en cada momento de su trayectoria la flecha está en una ubicación exacta y ese momento es lo suficientemente pequeño, la flecha no tiene tiempo para moverse, es decir que está en reposo. En los siguientes intervalos ocurre exactamente lo mismo, por lo tanto la flecha nunca se mueve. Este pensamiento evidentemente va en dirección opuesta a lo que se tiene por certeza y eso es lo que constituye la esencia de una paradoja: es contraria al sentido común.

Del mismo modo la información presentada en torno al caso Mouriño va en contra de todo sentido común, y lo que es peor, a pesar del esfuerzo de las autoridades por demostrar un accidente, la SCT parece absorber todo el peso de la culpa: si hoy día para ser taxista se necesita pasar por una batería de pruebas, ¿cómo es que los responsables de transportar a los encargados de la seguridad nacional no cuentan con la capacitación suficiente para pilotar un jet?. ¿Dónde se quedaron las escoltas de los secretarios Mouriño y Vasconcelos?. ¿Acaso los responsables de la seguridad nacional viajan sin seguridad personal?.

Como dijo Benjamín Fernández Bogado: “La historia parecería un buen chiste si no fuera verdad”.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La destrucción del Lenguaje

+ «Hay una sola manera de degradar permanentemente a la humanidad, y ésta es destruir el lenguaje».      
                                                                                Northrop Frye

Aunque muchas veces se dijo que el lenguaje es una de las cosas (o la única) que nos diferencia de los animales, la realidad es otra muy distinta: todas las especies animales superiores y un número indeterminado de inferiores tienen lenguajes propios debidamente desarrollados. Lo mismo puede decirse de insectos, especies vegetales y unicelulares; en suma todos los seres vivos comparten la necesidad de comunicarse y por tanto de un lenguaje, con un mayor o menor grado de desarrollo. No obstante podemos observar que en todos ellos existe -sin importar qué tan elaborada- una serie de elementos comunes como son gramática, sintaxis y vocabulario, aún y cuando sus mensajes no se transmiten en forma oral sino hasta química.

Todos esos lenguajes evolucionan según las necesidades de la especie en cuestión. En esto es en lo que realmente el Ser Humano se distingue del resto. Según Swansfeld, son muy pocas las características que diferencian al Ser Humano de los demás animales. Unas evolucionan en forma necesaria, otras están obligadas a hacerlo, pero un tercer grupo no está obligado a evolucionar ni necesita hacerlo; evolucionan sólo como y cuando queremos. En este tercer grupo de características se encuentra el lenguaje humano (en cualquiera de los idiomas que lo conforman): a diferencia de todos los demás, sólo evoluciona como queremos, cuando queremos.

Prueba de lo anterior es la Poesía. No estamos obligados a ella, ni la necesitamos vitalmente. Sin embargo existe. La Poesía es a la vez base y cumbre más elevada de la creación del lenguaje; de ahí su nombre "poiesys" = creación. Por la Poesía dejamos de gruñir y de gritar sinsentidos para crear sonidos y articular palabras. Por la Poesía elegimos las palabras y creamos poemas. Por la Poesía el lenguaje se reinventa cuando las palabras que tenemos nos resultan insuficientes.

Este proceso existe desde la misma aparición de la especie humana sobre la Tierra. Es lo que le da identidad, la hace única frente al resto, y la coloca como especie dominante del planeta.

Nuestros idiomas evolucionaron según la Poesía inherente a las sociedades que conformaron todas las naciones de la Tierra. Conocer el idioma propio y dominarlo es hacer honor a la creación poética de todos nuestros antepasados. Ello nos es fundamental para ayudar a su conservación correcta y su consecuente evolución.

En cambio la ignorancia -circunstancial o deliberada- respecto a nuestra lengua conlleva no a su evolución y sí a su torcimiento, deformación y ulterior destrucción, tal cual ocurre hoy en día. Por pereza -intelectual y espiritual- son muchos los que tuercen, deforman y ultiman no sólo nuestra lengua castellana sino muchas otras en el planeta. Las excusas no faltan y van desde la necesidad de escribir a prisa, pasando por la economía de los sistemas educativos, hasta una pésimamente entendida correspondencia fono-grafémica, la necedad anti-ortográfica y una mal pretendida "nueva estética" del lenguaje.

Todo ello da origen a revoltijos lingüísticos ininteligibles con pretensiones idiomáticas. Se les dan nombres cómicos como intentando ocultar su verdadera condición de lengua de los ignorantes: Espanglish, Portonhol, Doodz, etc. Reflejos de la pobre condición lingüística de sus hablantes: lo poco que (mal)conocen de su lengua madre se les olvida, pero la lengua ajena se les dificulta y así lo más sencillo es deformar ambas a capricho, sin el menor respeto.

Tolkien lo previó y lo materializó en la figura de Sauron, el Señor Oscuro. Su absoluto desamor por todas las cosas lo llevó inclusive a no sentir el mínimo amor por las palabras, lo que dio por resultado la Lengua Negra de Mordor: sin gramática, sin más vocabulario que el indispensable para externar el odio configurado en maldiciones, y constituído por nada más que gruñidos, gimoteos y arbitrariedades sin sentido.

Ese mismo desamor y desprecio por las palabras y el lenguaje que impera hoy en nuestras sociedades y el desconocimiento que de ahí deriva es penoso y humillante para nuestra especie humana en su proceso de creación y evolución lingüística, intelectual y poética. Es un retroceso de millones de años en nuestra historia.

“Preludio”

(extracto)

Amaneceres

Esa palabra que jamás asoma
a tu idioma cantando de preguntas,
como una respiración de flautas
contra un aire de vidrio evaporada,
¡mírala, ay tócala!,
      ¡mírala ahora!.
¡Qué muros de cristal, amor, qué muros!
Ay ¿para qué silencios de agua?.
Esa palabra, sí, esa palabra
que se coagula en la garganta
como un grito de ámbar
esa en que el aura de la voz se astilla,
desalentada,
como si rebotara
en una bella úlcera de plata,
¡mírala, ay, tócala!,
¡mírala ahora!,
¡mírala, ausente toda de palabra,
sin voz, sin eco, sin idioma, exacta!.
¡Mírala cómo traza
en muros de cristal amores de agua!.

José  Gorostiza (1901 - 1973)

[Foto: UPB, “Amaneceres” MMVII]

martes, 11 de noviembre de 2008

El valor de La Participación

+ Motor de cambios.

José Luis López Aranguren -filósofo español- dijo que lo contrario a la moral no es lo inmoral, sino la desmoralización.

En nuestra sociedad mexicana vienen ocurriendo desde hace mucho tiempo y cada vez más sucesos claramente inmorales, pero eso no es lo más preocupante sino la desmoralización a la que nos enfrentamos. Lo que antes fue inmoral, hoy nos parece hasta familiar, y sin embargo la mayoría prefiere entretener el pensamiento y la mirada en el "ya qué se puede hacer". Situación que va de la desensibilización sistémica hasta el último reducto de la desmoralización: la indolencia.

Estar desmoralizado es perder firmeza en las propias convicciones y dejar de creer en aquello que nos motivó a obrar enérgicamente. Es perder la fe y el sentido, con los resultados que narra el Dr. Viktor Frankl.

En el ambiente de la desmoralización es cuando más necesitamos de la participación. Ésta levanta la moral y genera una espiral en la que los más animosos emprenden acciones en donde otros redescubrirán sus propias posibilidades de realización. El que participa adquiere destrezas y desarrolla soluciones al conocer su problemática social y la gestión de objetivos generales. Establece relaciones de cooperación y experimenta la satisfacción de contribuir al bien de todos.

Los individuos activos y participativos lo son en cualquier aspecto de su vida social conforme a sus condiciones particulares. Pero participar significa mucho más que tener el derecho a opinar. La participación es un valor moral porque exige compromiso, ocuparse de lo común como propio y la cooperación con otros para obtener bienes para todos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

La Historia y La Sospecha

+ «Quizá la historia universal es la historia de la diversa entonación de algunas metáforas».

Jorge Luis Borges, "La Cábala".

Hace varios años leí un artículo de nuestro entrañable José Pérez Chowell acerca de las "versiones oficiales" que comúnmente hacen levantar la ceja a la sociedad - inmersa cada vez más en la "Era del Sospechosismo". En él, Pérez Chowell refirió una cierta necesidad de agradecer esas verdades a medida, pues dosis superiores pueden resultar tóxicas. No lo entendí entonces, pero después de los hechos de esta semana no sé todavía si prefiero creerle aún con el conflicto que ello me ocasiona.

A pesar de la suspicacia generalizada en torno al incidente en el que perdió la vida el Secretario Mouriño, las autoridades y los medios se refieren a ello como un "accidente", prácticamente como algo fortuito y fuera del control humano y casi dando por sentado que de ningún modo fue el resultado de algo fríamente planeado. ¿Por qué no admitir que pudo tratarse de algo orquestado?. Porque el efecto de semejante suposición (sin ser una verdad comprobada) puede ser devastador en términos económicos y sociales.

Sin embargo todos los sucesos acaecidos en el transcurso de la semana y de los pasados días remontan mi terca memoria irremediablemente hasta los comienzos del siglo pasado. Una frase, convertida en proverbio, atribuída lo mismo a Churchill que a Santayana sentencia severa: "Quien no conoce la historia está condenado a repetirla". El panorama es igualmente desolador si la historia se olvida o se omite por desconocimiento o negligencia. Un ejemplo muy efectivo (salve la ironía) es la crisis económica a la que se enfrenta Estados Unidos, cuyas autoridades se empecinan en negar y llamar "desaceleración" en sus comunicados oficiales - exactamente igual que en 1929- tratando de minimizar o disimular al menos la evidente catástrofe. La Gran Depresión de 1929 fue producto de la intervención bélica gringa en la I Guerra Mundial y no tuvo otra manera de solucionarse sino maquinando el segundo conflicto armado mundial.

Conviene tenerlo en cuenta en una nación históricamente suspicaz y sospechosamente desmemoriada.

viernes, 7 de noviembre de 2008

El Efecto Alicia

+ ¿Qué se necesita para alcanzar un objetivo?

Discutí hace algunas semanas con varios profesores -locales y extranjeros- acerca de la apatía y falta de motivación que imperan hoy entre muchos jóvenes egresados de facultad. Me sorprende el hecho de que carecen de objetivos claros en todos los ámbitos: qué esperan de su profesión, de sus vidas. En todos los casos es obvio que lo primero que quieren es un trabajo, y sin embargo ninguno es capaz de responder por qué se les debe contratar a ellos y no a otros tantos en medio de la descarnada competencia actual. Ni siquiera son capaces de contestar coherentemente por qué eligieron tal o cual carrera. Es algo que simple y sencillamente sucedió.

Por supuesto, todos queremos un ingreso económico, un bienestar social, familiar y laboral. Pero eso tan genérico lo podemos obtener de mil formas posibles. Es en resumidas cuentas, el "Efecto Alicia".

«"¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?". "Eso depende del lugar donde quieras ir" - contestó el Gato. "Me da casi lo mismo el lugar" - dijo Alicia. "En ese caso, no importa qué camino sigas" - dijo el Gato. "Con tal de llegar a alguna parte..." - añadió Alicia, tratando de explicarle. "¡Ah... de eso no hay duda! - respondió el Gato - siempre que camines lo suficiente"».

(Lewis Caroll, Alicia en el país de las maravillas.)

Para Alicia lo importante es el camino y no el destino. Comparativamente, para Andrés Borbón lo importante es la herramienta - en principio. Sin embargo conviene hacerse dos preguntas: ¿Por qué a pesar de caminar tanto no llegamos a donde queremos?. ¿Por qué si tenemos herramientas tan poderosas nos resultan tan inútiles?.

Seth Godin lo dice así: porque nada bueno sale de las herramientas por sí solas. Su propuesta consiste en sólo dos puntos - Pasión y Arquitectura.

Es innegable la importancia del conocimiento de la herramienta y de la herramienta en sí. Pero si no hay pasión por un proyecto, ni la mejor herramienta nos ayudará a concretarlo. Del mismo modo, si esa pasión no tiene una arquitectura de soporte, con ninguna herramienta conseguiremos hacer de esa pasión algo coherente y por tanto útil.

Por el contrario, la gente apasionada por un ideal específico con una arquitectura sólida, realiza sus proyectos independientemente de sus herramientas y a pesar de sus limitaciones.