Lo que hay y lo que no

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1. Información clínica sobre el SDU.
2. Críticas sobre la serie homónima de televisión.
3. Grupos de ayuda, terapia o soporte.


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miércoles, 12 de noviembre de 2008

La destrucción del Lenguaje

+ «Hay una sola manera de degradar permanentemente a la humanidad, y ésta es destruir el lenguaje».      
                                                                                Northrop Frye

Aunque muchas veces se dijo que el lenguaje es una de las cosas (o la única) que nos diferencia de los animales, la realidad es otra muy distinta: todas las especies animales superiores y un número indeterminado de inferiores tienen lenguajes propios debidamente desarrollados. Lo mismo puede decirse de insectos, especies vegetales y unicelulares; en suma todos los seres vivos comparten la necesidad de comunicarse y por tanto de un lenguaje, con un mayor o menor grado de desarrollo. No obstante podemos observar que en todos ellos existe -sin importar qué tan elaborada- una serie de elementos comunes como son gramática, sintaxis y vocabulario, aún y cuando sus mensajes no se transmiten en forma oral sino hasta química.

Todos esos lenguajes evolucionan según las necesidades de la especie en cuestión. En esto es en lo que realmente el Ser Humano se distingue del resto. Según Swansfeld, son muy pocas las características que diferencian al Ser Humano de los demás animales. Unas evolucionan en forma necesaria, otras están obligadas a hacerlo, pero un tercer grupo no está obligado a evolucionar ni necesita hacerlo; evolucionan sólo como y cuando queremos. En este tercer grupo de características se encuentra el lenguaje humano (en cualquiera de los idiomas que lo conforman): a diferencia de todos los demás, sólo evoluciona como queremos, cuando queremos.

Prueba de lo anterior es la Poesía. No estamos obligados a ella, ni la necesitamos vitalmente. Sin embargo existe. La Poesía es a la vez base y cumbre más elevada de la creación del lenguaje; de ahí su nombre "poiesys" = creación. Por la Poesía dejamos de gruñir y de gritar sinsentidos para crear sonidos y articular palabras. Por la Poesía elegimos las palabras y creamos poemas. Por la Poesía el lenguaje se reinventa cuando las palabras que tenemos nos resultan insuficientes.

Este proceso existe desde la misma aparición de la especie humana sobre la Tierra. Es lo que le da identidad, la hace única frente al resto, y la coloca como especie dominante del planeta.

Nuestros idiomas evolucionaron según la Poesía inherente a las sociedades que conformaron todas las naciones de la Tierra. Conocer el idioma propio y dominarlo es hacer honor a la creación poética de todos nuestros antepasados. Ello nos es fundamental para ayudar a su conservación correcta y su consecuente evolución.

En cambio la ignorancia -circunstancial o deliberada- respecto a nuestra lengua conlleva no a su evolución y sí a su torcimiento, deformación y ulterior destrucción, tal cual ocurre hoy en día. Por pereza -intelectual y espiritual- son muchos los que tuercen, deforman y ultiman no sólo nuestra lengua castellana sino muchas otras en el planeta. Las excusas no faltan y van desde la necesidad de escribir a prisa, pasando por la economía de los sistemas educativos, hasta una pésimamente entendida correspondencia fono-grafémica, la necedad anti-ortográfica y una mal pretendida "nueva estética" del lenguaje.

Todo ello da origen a revoltijos lingüísticos ininteligibles con pretensiones idiomáticas. Se les dan nombres cómicos como intentando ocultar su verdadera condición de lengua de los ignorantes: Espanglish, Portonhol, Doodz, etc. Reflejos de la pobre condición lingüística de sus hablantes: lo poco que (mal)conocen de su lengua madre se les olvida, pero la lengua ajena se les dificulta y así lo más sencillo es deformar ambas a capricho, sin el menor respeto.

Tolkien lo previó y lo materializó en la figura de Sauron, el Señor Oscuro. Su absoluto desamor por todas las cosas lo llevó inclusive a no sentir el mínimo amor por las palabras, lo que dio por resultado la Lengua Negra de Mordor: sin gramática, sin más vocabulario que el indispensable para externar el odio configurado en maldiciones, y constituído por nada más que gruñidos, gimoteos y arbitrariedades sin sentido.

Ese mismo desamor y desprecio por las palabras y el lenguaje que impera hoy en nuestras sociedades y el desconocimiento que de ahí deriva es penoso y humillante para nuestra especie humana en su proceso de creación y evolución lingüística, intelectual y poética. Es un retroceso de millones de años en nuestra historia.

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